Por Simón Milá de la Roca G. @smiladelaroca @coachdefranquicias @tenerdinerocom
Lo que se nos viene encima en materia económica a los venezolanos no parece ser muy fácil de resolver. Tomemos en cuenta que atravesamos un ciclo de espiral hiperinflacionario sin precedentes en nuestra historia, que la principal industria nacional está quebrada, que tenemos grandes compromisos financieros internacionales por cumplir, que el aparato productivo nacional está destruido y en ruinas, que el Bolívar perdió todas sus funciones monetarias, que el efectivo hoy solo representa el 4% de la masa monetaria, que el efectivo se compra y vende hoy con diferenciales de valor de hasta un 200%, que la devaluación es constante y profunda, que la contracción de la economía tiene más de 5 años consecutivos y este año se estima que la caída del PIB llegará a un 15%, que este año la hiperinflación puede estar entre 3.500% y 150.000%, que las reservas internacionales están en los niveles más bajos en muchos años, que el venezolano perdió casi todo su poder adquisitivo, que los niveles de escasez de medicinas y alimentos son los más altos en toda la región, que los controles nefastos de precios y ganancias imposibilitan la actividad económica, que el gobierno promueve una pseudo-criptomoneda como supuesta esperanza económica para recuperar al país, que las sanciones económicas internacionales cada día se profundizan aún más y que el gobierno nacional insiste en profundizar un modelo económico basado en una ideología comunistoide desfasada y fracasada, corrupta y mediocre. Agreguemos a esto que tenemos una población empobrecida, económicamente dependiente de los planes sociales populistas y demagógicos del gobierno, que un elevadísimo nivel de analfabetismo financiero y que ahora el gobierno promueve una nueva reconversión monetaria. Sumemos también que solo 54 países han sufrido hiperinflación en la historia económica mundial, que estamos atravesando la primera hiperinflación en un país petrolero y que estamos viviendo y experimentando la primera hiperinflación en la era digital, en la que ya no se imprimen billetes, pero se “digitan cifras” que se inyectan artificialmente en la cuenta corriente o la masa monetaria circulante, los cuales no son producto de la creación y producción de riquezas, sino del capricho del gobierno.
Para contextualizar aún más, recordemos que según la Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI) publicada reciente por la UCAB, la USB y la UCV, hoy la inmensa mayoría de la población venezolana, específicamente un 87%, es pobre, y peor aún, sigue empobreciéndose cada día más, al punto que hoy el salario integral de un venezolano equivale a menos de 4 dólares al mes. Precisando la magnitud del empobrecimiento masivo que padecemos los venezolanos, les puedo comentar que al 23 de marzo del 2018 (día en el que escribo este breve artículo), según el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (CENDAS), la Canasta Básica Familiar (CBF) al mes de febrero de 2018 alcanzó la suma de Bs 52.680.901, por lo que una familia de 4 personas requiere hoy 134,2 salarios mínimos para poder adquirirla. Otras cifras complementarias que describen de forma reveladora la pobreza es que un dólar norteamericano cuesta hoy Bs 231.334 y que la inflación anual acumulada desde febrero de 2017 hasta febrero de 2018 equivale a un 5.609,90%.
Sin duda alguna, los dos párrafos anteriores nos permiten ver lo complejo de la situación económica actual y futura.
Quiero comentarles también que previo a la entrada en vigencia de la anterior reconversión monetaria venezolana ejecutada por el presidente Chávez, tuve la oportunidad de asistir a varias reuniones en el Banco Central de Venezuela. En aquel momento, junto a un grupo profesional, les comentamos a las máximas autoridades del ente emisor sobre los riesgos que representaba implementar un proceso de reconversión monetaria en medio de un proceso inflacionario, y el efecto devastador para la economía que traería el fenómeno psico-económico conocido como Ilusión Monetaria (descrito por Fisher durante de la reconversión monetaria alemana), además del redondeo ascendente, que es consecuencia de éste. Les advertimos que ya otros países han pasado por esta experiencia y que este fenómeno y sus consecuencias socio-económicas han sido estudiados y resueltos, siempre y cuando la reconversión monetaria no sea una medida aislada, sino que sea uno de los componentes de una seria y congruente política de estabilización macroeconómica, propuesta que evidentemente no fue considerada por las autoridades.
Como es sabido, el principal impacto de la próxima reconversión monetaria se verá en la distorsión de los montos a pagar por la ilusión monetaria. La población tendrá la creencia de que todos los productos y servicios cuestan menos dinero (porque los precios tienen tres ceros menos) y los más afectados serán los pobres, porque son quienes hacen la mayor cantidad de transacciones de menor monto y en efectivo. Sin duda alguna, es a ellos a quienes los redondeos ascendentes tendrán un impacto negativo adicional, lo que potenciará el efecto hiperinflacionario que hoy atraviesa la población venezolana, en especial en los estratos socio-económicos más bajos.
Otro elemento clave a tomar en cuenta es que debemos recordar que en la reconversión monetaria que entró en vigencia el 1 de enero de 2008, coexistieron y circularon de forma legal los Bolívares originales con los Bolívares Fuertes durante un año. Es decir, el cono monetario anterior no se desmonetizó, por lo que no se presentó una crisis por escasez de efectivo. No obstante, considero que lo decretado ayer por el presidente de la República sobre la desmonetización de todo el efectivo circulante actual desde el día 4 de Junio de 2018, es una medida improvisada y torpe, tomando en cuenta las terribles consecuencias de la reciente desmonetización fallida del billete de Bs 100, además de que ya vamos por la décima segunda prórroga de éste.
Considero que en líneas generales el venezolano hoy no entiende completamente lo que pasa en su bolsillo, porque la mayoría de la población siente animadversión por los números y por consiguiente, pocos se inclinan a entender sobre finanzas y no se instruyen. La consecuencia de esto es que muchísimos venezolanos tienen pocas habilidades e incluso deficiencias sacando cuentas relacionadas con el dinero. De allí el alto nivel de analfabetismo financiero al que me refería en los párrafos anteriores.
Agreguémosle a todo lo descrito anteriormente el hecho de que se pretende combinar la crisis severa actual, con una reconversión monetaria abrupta y con la implementación de una criptoeconomía nacional, cuando aún ni los economistas comprenden bien los procesos de reconversión monetaria y mucho menos, los conceptos de criptomonedas, en especial al Petro.
Mi recomendación para hacer lo que esté a nuestro alcance y más para lograr sobrevivir al tsunami económico que tenemos a la vuelta de la esquina es que tomemos las riendas de nuestro destino económico a través de la acción. No podemos permanecer indolentes observando como nos hundimos en la pobreza generalizada. No debemos dejar en manos del gobierno, ni del azar, la responsabilidad de resolver nuestras individuales crisis microeconómicas, porque ya está demostrado que el destino lo construimos nosotros y que el gobierno delincuente y comunista está en contra de la prosperidad financiera de los ciudadanos.
No nos rindamos, ni tengamos esperanzas infundadas en que la solución provendrá de entes sobrenaturales. A pesar de la situación, tratemos de permanecer en nuestro país para reconstruirlo con nuestro esfuerzo y trabajo. Tratemos de obtener circunstancialmente alguna remesa internacional por más pequeña que ésta sea o mucho mejor aún, diseñemos y exportemos servicios profesionales o productos físicos o digitales de manera de obtener ingresos en otras monedas que no sea el Bolívar (original, fuerte o soberano) pudiendo ser divisas convencionales o criptodivisas.
Recordemos que aunque la economía no es el elemento primordial de la sociedad, ni de las familias, la calidad de vida presente y futura de las personas y de las familias, en gran medida dependen de su poder adquisitivo, ya que el nivel y calidad de los alimentos, la salud, la educación, la recreación y el logro de algunos sueños se materializan dependiendo de los niveles de ingreso.
Apliquemos lo que yo he llamado el Paracaídas Financiero, que consiste en tomar un grupo medidas personales y familiares simples que nos pueden ayudar a aliviar el impacto de la crisis e incluso, contra la corriente, a ascender un poco de estrato socio-económico, aun viviendo en un país inmerso en una crisis severa.
Entre ellas tenemos:
Celebrar una reunión familiar con la participación de todos los miembros para compartir esta estrategia financiera grupal.
Eliminar la mentalidad y los hábitos de pobreza y convertirlos en mentalidad y hábitos de prosperidad. El principal hábito a eliminar es la procrastinación.
Hay que hacer un presupuesto personal y familiar (ingresos y egresos), llevar un registro diario y detallado de todos y cada uno de los consumos personales y familiares, totalizarlos y analizarlos semanalmente.
Tenemos que limitar el gasto personal diario, racionando los alimentos, reduciendo o eliminando los costos superfluos y optimizando el uso de los vehículos con planificación de rutas eficientes.
Debemos detectar y aprovechar las compras de oportunidad u ofertas, aprender a comprar pidiendo rebajas y eliminar todas las compras compulsivas y emocionales. Por supuesto, solo es racional comprar por adelantado los productos necesarios susceptibles de grandes incrementos de precios.
Tenemos que hacer un inventario de talentos, conocimientos, oportunidades y potencial económico de cada miembro de la familia, además de documentarse sobre las nuevas formas de explotar las ideas y talentos, con los que se podría lograr satisfacer necesidades con nuevas tecnologías, para convertirlas en negocios.
Nos corresponde invertir tiempo y dinero en formar a todos los miembros de la familia en habilidades, destrezas y competencias productivas, y materia de finanzas personales, emprendimiento y criptomonedas.
Debo decir que tenemos que buscar y encontrar nuevas oportunidades de generar ingresos activos (lineales) y pasivos (residuales) en Venezuela y en el exterior, diseñando productos (físicos o digitales) y servicios exportables.
Debemos transformar y/o convertir los ingresos en bolívares más importantes a dólares, euros o a las criptomonedas más estables, dolarizando los ahorros y el dinero circulante de cada uno de nosotros.
Hay que reinvertir el dinero ganado en nuevas fuentes de ingresos, y adoptar de inmediato nuevos e innovadores canales de comercialización y fuentes de ingresos, además de eliminar los créditos a clientes.
Hay que tener extremo cuidado en no invertir más del 10% del patrimonio personal o familiar en criptomonedas, porque todas las criptomonedas son un proyecto experimental y por lo tanto, conllevan altos riesgos asociados. Esto es un asunto muy serio que siempre debemos tomar en cuenta y no exceder el límite. Hacerlo pondrá en alto riesgo nuestro patrimonio.
Otro punto de máxima precaución es no contraer ningún tipo de deudas o compromisos financieros en divisas, aunque es necesario invertir en comprar pólizas de seguro internacionales para todos los miembros de la familia.
Cualquier objeto, máquina, dispositivo electrónico, herramienta o aparato cuesta una fortuna y es prácticamente imposible reponerlo. En consecuencia, debemos extremar las medidas de uso responsable y cuidadoso, además de las medidas de seguridad antirrobos.
Es primordialmente recomendable que se abran wallets, monederos digitales o cuentas en criptomonedas, cuentas bancarias en el exterior y cuentas en PayPal, ya que éstos son las vías de entrada de las monedas internacionales a nuestro patrimonio. Por supuesto, también hay que aprovechar todos los créditos con tasas de interés bajas.
Hay que aprender a recibir ingresos de una forma que no sea la que se ha hecho una costumbre familiar. Por ejemplo, es probable que los principales ingresos provengan de sueldos, porque las personas nos acostumbramos a ser empleados. Eso no es malo, pero muy probablemente tampoco sea tan bueno, porque en líneas generales, sabemos que los salarios suben por las escaleras y los precios suben por el ascensor. De esta forma, emprender, hacer negocios diversificados, desarrollar nuevos mercados, desarrollar nuevos productos, crear nuevas necesidades, profundizar los mercados dominados, expandirnos, crear alianzas estratégicas comerciales, crear marcas y sistemas de negocios, comprar o vender licencias y crear franquicias propias o invertir en franquicias de terceros, son una verdadera opción a analizar.
Por otro lado, mi recomendación es no vender activos de protección patrimonial como las divisas, criptodivisas, bienes inmuebles, ni vehículos. De ser necesario deshacerse de alguno, lo sensato es vender los activos improductivos que generen costos de mantenimiento más elevados. Lo lógico es vender únicamente en dólares, euros o criptodivisas y mantener ese dinero en el exterior.
En esta situación, lo que recomiendo es sustituir juegos y distracciones improductivas por lectura, juegos de simuladores financieros digitales, juegos de aprendizaje de idiomas o juegos de enseñanza de programación. De esta forma se obtiene un adiestramiento gratuito e infinitamente necesario en momentos de crisis.
Bajo ninguna circunstancia dejen de declarar y pagar sus tributos, tanto en Venezuela, como en cualquier país en el que se encuentren. Recuerden que la dictadura venezolana actual es circunstancial, pero el país es eterno. Incluso, siendo venezolanos residenciados en otro país, es muy probable que les corresponda declarar y pagar impuestos en Venezuela, a menos que ya tengan los lapsos de residencias y el estatus migratorio que legalmente los desvincule tributariamente de nuestro país. Háganlo, porque los delitos tributarios son muy delicados y tienen consecuencias económicas, civiles y penales. Por supuesto, deben consultar a un contador público colegiado y serio que sepa bastante sobre ese tema.
Por último, es de suponer que alguien debe realizar el chequeo del cumplimiento por parte de todos y se debe hacer un análisis de resultados y de seguimiento, de manera de mejorar y lograr resultados. Hazlo. No lo dejes en manos de quien no vaya a hacerlo, porque lo que no se mide no se puede comparar y no se puede corregir.
Créanme que el simple hecho aplicar en sinergia varios de estos ítems como una estrategia familiar de sobrevivencia puede repercutir positivamente en la calidad de vida de todos.
Les advierto que todo lo expuesto en este artículo se basa en mis criterios personales y profesionales y en ningún momento representa una recomendación o asesoría económica personal, administrativa o financiera o familiar para nadie, porque cada caso requiere un análisis personalizado y detallado de la situación. Es decir, en cada caso hay que hacer un diagnóstico.
A partir de este momento quien haya leído este artículo recibió la información, la analizará, la procesará, tendrá un conocimiento superficial sobre la materia y tomará sus decisiones personales, pero entiende que él es el único responsable de sus actos económicos, financieros, tributarios y legales derivados de esta lectura.
La sugerencia final es que contrate a cualquier asesor económico para aclarar sus dudas y definir si el contenido de este artículo es aplicable total o parcialmente en su realidad económica personal.