¿Qué pasa si todo en la vida te va bien, pero de repente las cosas cambian y tienes que irte de tu país?
Esta es la historia de muchos de los venezolanos que han tenido que emigrar a Estados Unidos, quienes han tenido que dejar todo en sus vidas para llegar a Estados Unidos para ofrecerle un mejor futuro a sus familias.
Son millas los venezolanos que se sientan en tierras norteamericanas recuerdan lo que era comerse una arepa rellena con queso, una malta fría o un buen café.
Muchos se pierden en la añoranza de extrañar como esa arepa se puede echar incluso, dos o tres ingredientes, incluso, el mayor nivel económico puede poner un poquito de jamón.
Todo depende del apetito de la persona a la hora de comer. Pero sin duda alguna, todo venezolano en Estados Unidos recuerda que su arepa siempre tenía que estar rellena con algo.
Vale la pena destacar que los venezolanos que decidieron irse a Estados Unidos, tuvieron que dejar atrás todas sus pertenencias, familia y profesión. Muchos de ellos ejercitan la carrera por la que estudiaron y se esforzaron llegando a tener incluso sus propias oficinas y consultorios.
Desafortunadamente la situación venezolana fue empeorando al límite de tener que dejar esas oficinas y consultorios para buscar una mejor vida en tierras norteamericanas.
Muchos venezolanos narran con tristeza en el alma como llegó un momento en el que no tuvieron que atender a sus clientes o pacientes, porque no tenían medicamentos, porque no había insumos, porque las consultas se volvieron muy costosas haciendo casi imposible que podría tener una atención Adecuado y de calidad para las personas.
Una de las cosas que caracterizan la vida de los venezolanos en Estados Unidos es tener que emigrar con sus familiares e hijos, los cuales no están disponibles en un país que ya no pueden ofrecerles ni seguridad, ni libertad, ni educación o una buena alimentación.
Pero todo venezolano que llega a Estados Unidos, se da cuenta que ser inmigrante en ese país no es fácil.
Son muchas las historias de hermanos de Venezuela que tienen que llegar a Estados Unidos lavando platos en restaurantes, limpiando casas, baños, siendo niñeras, paseando perros, dejando en el olvido esa profesión en la que pusieron sueños y añoranzas.
Según cifras de organizaciones no gubernamentales antes de la pandemia del COVID-19 había más de un millón de venezolanos intentando establecerse en territorio norteamericano, lamentable y tristemente son pocos los que logran tan esperada estabilidad.
Es increíble tener que asumir como Venezuela siendo un país catalogado de tener los mejores profesionales del continente, sufrir una de las fugas de cerebros más grande de la historia debido a los bajos salarios y pobres condiciones para poder establecer un emprendimiento productivo o poder pertenecer a la nómina de una empresa estable.
Pero lo bueno del pueblo venezolano es lo que sobran las capacidades de los factores a las circunstancias más extremas, y estar en el suelo estadounidense son los factores de conformación de organizaciones con la firme y claro propósito de pedir ayuda a nivel nacional e internacional sobre las necesidades del resto de los venezolanos que se encuentran tratando de abrir camino en Estados Unidos.
Es increíble ver como hay venezolanos que pueden comenzar a ayudar, creando redes de información para empleos o casas en alquiler, haciendo mucho más fácil ese primer paso de todo migrante en Estados Unidos.
Es así como podemos ver a venezolanos compartiendo desde habitaciones hasta casas para hacer más llevadera la situación de estar lejos del terruño sin conocer a nadie, son muchos los venezolanos que han tenido que recurrir a dormir en sótanos junto a sus hijos o familiares.
Otra de las cosas que da alegría es como grupos de venezolanos en el extranjero específico en Estados Unidos específicos las redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram y WhatsApp para ayudar a sus coterráneos, familiares, amigos y conocidos a encontrar artículos de primera necesidad.
Siempre con la consignación de tratar de ayudar de alguna manera, consiguiendo medicamentos, algo de alimentos, o simplemente alzando sus voces, desde el país de donde se encuentran, siempre hay algo que un venezolano puede hacer por otro en Estados Unidos.
Nunca cesan las historias que contadas con añoranza evocan la vida que especificó en Venezuela, desde recoger a sus hijos en las escuelas, llevar a cabo el cabo de las actividades distintas y compartir con sus abuelos y abuelas durante las noches, desafortunadamente Venezuela se convierte en un lugar donde No podría ir a un cine, oa un parque.
La vida de los venezolanos en Estados Unidos es totalmente diferente a lo que estaban acostumbrados, aunque gracias a la solidaridad y fraternidad que nos caracteriza, aunada a la ayuda de las redes sociales, son muchos los venezolanos que aportan su granito de arena para colaborar y no perder la conexión con el resto de los hermanos que se encuentran en tierras estadounidenses.
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Autor:
Damarys Rodriguez
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